

La libertad es una facultad exclusivamente humana. En sentido coloquial se trata de hacer lo que uno quiera, de hacer nuestra voluntad.
La ética es un problema filosófico que estudia la cuestión de las decisiones, es decir, de la elección y el bien o mal con que se ejecuta. El problema de la ética es el del ejercicio de la libertad. Hablemos un poco sobre la libertad
La libertad es una facultad exclusivamente humana. En sentido coloquial se trata de hacer lo que uno quiera, de hacer nuestra voluntad. Las abejas, por ejemplo, no tienen voluntad, y ningún animal no humano la tiene. Los animales no son libres porque hacen exactamente lo que tienen qué hacer movidos por sus instintos, esto es, por la captación de lo que los hace sobrevivir o satisfacerse. La libertad es el modo de ser de los humanos, como lo es el migrar de algunas aves: es lo propio del ser humano. No podemos dejar de elegir. La libertad es la condición del ser humano: Estamos condenados a ser libres decía Jean Paul Sartre.
Pero la libertad no es tan sencilla. En ocasiones el ejercicio de la voluntad se ve impedido, en otras no podemos hacer lo que quisiéramos, y otras veces más al hacer lo que queremos en realidad no elegimos. Veamos estos casos.
Considera las siguientes imágenes:
Como ves, no siempre podemos hacer lo que queremos. La libertad es elegir, sí, pero dentro de un cierto margen de posibilidades. No puedo elegir mi condición física, no puedo elegir ir a cualquier parte, ni hacer cualquier cosa. La libertad es escoger en la situación en que uno se encuentra y con las posibilidades que uno tiene y en ocasiones es prácticamente imposible ejercerla.
A veces, hacemos lo que hacemos porque nos vemos obligados por una fuerza mayor, o irresistible. En ciertas ocasiones sencillamente no podemos elegir por dos razones, considera los ejemplos:
No podríamos decir que sus decisiones fueron absolutamente libres, sino que hubo algo que los forzó a hacer lo que hicieron, que era necesario hacerlo dada la circunstancia.
Uno de los mayores problemas que enfrenta la libertad es si somos capaces de elegir genuinamente sin que nuestras decisiones sean meramente efectos de nuestro carácter. Por ejemplo, alguien que sufre un problema de adicción hace y quiere aquello a que su adicción lo jala. En este sentido no se elige, sino que se actúa obligados por una fuerza interior irresistible. Un ejemplo de esto puede ser algún tipo de locura o de falla en el carácter. Alguien con un problema de control de ira puede bajar de su auto y pelear con otro por sólo creer que lo vio mal. En estos casos es difícil saber si se actuó con libertad o no, pero el criterio es si esa fuerza interior evita escuchar esa especie de voz interna que plantea la posibilidad de detenerse a actuar en favor de algo mejor.
Estos tres aspectos pueden hacerte notar dos conclusiones:
En los siguientes casos decide si se actuó con libertad o sin libertad.